sábado, 21 de mayo de 2011

Héroe.

Hay un momento en el que todas las historias son una sola. Cuando el pasado y el futuro se juntan se les llama presente. El problema es querer hacer parte del futuro, y ser el presente sin aceptar que existió el pasado; no nos pertenece.
El otro problema es darnos cuenta que el pasado que no nos pertenece sí hace parte de nosotros eventualmente, y que sin él no existimos.
Pero no quiero aceptarlo.
Recurro al otro cosmonauta para apoyarme en la idea de que no todo tiene porque suceder como sucedió, sino más bien, debería suceder como me gustaría que fuera: que no existías hasta que llegué a tu vida.

Soñé que mi llegada al espacio duraba 15 minutos, Pero igual era un héroe para la gente que me esperaba en la tierra.

domingo, 10 de octubre de 2010

1985

Un domingo en el espacio es igual a un domingo en la tierra. El despertador suena a cierta hora, pero no tiene ningún sentido porque al mirar el planeta desde aquí puede ser cualquier hora y en el mundo transcurren dos días diferentes al mismo tiempo. Allí está la tierra, por mi ventana, distorsionando el plano espacial con su presencia. Al mismo tiempo veo al sol, que no hace tanto daño y se ve más lejano fuera de la atmósfera. El sol que brilla en la noche, fuera del cielo azul. Mi trabajo consiste en vigilar que no se salga nada de control en la estación. Estudié y pasé por tantos de pruebas para ser astronauta, y mi trabajo consiste en no hacer nada. El momento para el que tanto me entrené fue para el despegue de la nave, y tal vez para el día en que tenga que enfrentar la atmósfera y volver a sentir el oxígeno natural en mis pulmones, a mil kilómetros por hora y esta nave se convierta en un proyectil disparado hacia el desierto.


133 días terrestres tendré que afrontar en órbita. Hasta ahora, han pasado 48. Falta poco para el día de volver, mientras tanto escribo todo el tiempo. Ya llevo 200 cuadernos terminados, y me quedan menos de 40 en blanco, así que voy a tener que empezar a ahorrar palabras. Tengo todo revuelto, en unas hojas hay bitácoras, en otras escribo cómo he solucionado los inconvenientes que se me han presentado con los equipos, en otras escribo cartas, escribo cuentos; se podría hacer un libro con todo eso, pero nadie lo entendería. Entre el cuaderno 38 y el 45 hay un cuento lo suficientemente largo como para una novela, quien quita que me la publiquen. Sería "la primera novela escrita en órbita", aunque no tengo idea de si eso es cierto. He tomado miles de fotos desde aquí, fotos donde no se ve una sola persona. El planeta, ahí abajo, me acompaña. Me ayuda a no sentirme solo. Hay 6000 millones de personas, creo que 7000 a mi lado.

Tengo el mundo a mis pies.

En este momento amanece en varios paises de africa y europa, veo como aparecen los primeros rayos del sol en esa parte del planeta. Puedo ver una parte del polo norte y no puedo lograr ver dónde está anocheciendo en este momento, de pronto en unos meses, cuando la estación continúe con su movimiento al rededeor del mundo. La última emoción que tuve fue una llamada de una estación japonesa que pasaba cerca a mi órbita, pasando primero, obviamente, por todos los filtros de comunicación que pone la nasa. La nasa que me vigila todo el tiempo.

¿Sabes cuánto me cuesta llamarte desde aquí? Bueno, no me cuesta nada, pero al gobierno sí, al presupuesto nacional sí, a los impuestos de los ciudadanos sí... te llamé, 300 personas estaban pendientes de la videollamada, estarían espiándola, pero no importa, te llamé ayer, te llamé a tu casa, te llamé y no estabas. Te llamé ayer 8 horas después de que el sol pasó por primera vez por la costa de tu país. Bueno, ya habrán mil oportunidades más de hablar.

Cuando me decidí por ser astronauta lo hice porque mis ganas de conocer del espacio iban más allá de la astronomía. Me gusta mucho el saber de estrellas, de planetas, de cuerpos celestes, pero quería verlos desde fuera, no desde un telescopio. Ahora soy feliz, pero creo que hubiera preferido ver las estrellas desde un observatorio al lado tuyo, enseñarte porqué una estrella brilla de ese color, mostrarte las nebulosas, mostrarte las galaxias que hay bajo el cinturón de orión; mostrarte una estrella gigante roja, mostrarte las supernovas y regalártelas.

Sí, quiero volver a la tierra y ser astrónomo. Ya cumplí mi sueño, ya fui astronauta.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Tengo un problema con alguien que no conozco y que no me conoce. Tengo un problema con él porque aunque no quiera hacer daño lo logra. Y es imposible evitarlo, aunque me encargaré de eso con el tiempo. Es una lástima, pero es así. Es la mejor persona que jamás he odiado.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Fragmento de El Zahir

"No fui al Pilar, esa mañana, ni al cementerio; fui, en subterráneo, a Constitución y de Constitución a San Juan y Boedo. Bajé impensadamente, en Urquiza; me dirigí al oeste y al sur; barajé, con desorden estudioso, unas cuantas esquinas y en una calle que me pareció igual a todas, entré en un boliche cualquiera, pedí una caña y la pagué con el Zahir. Entrecerré los ojos, detrás de los cristales ahumados; logré no ver los números de las casas ni el nombre de la calle. Esa noche, tomé una pastilla de veronal y dormí tranquilo."

Un fragmento de El Zahir de Borges, que es mágico para mí porque aunque sea ficción, ocurrió cerca a mi casa. Es más, quiero creer que el boliche en el que Borges se deshizo de la moneda, en la calle que es igual a todas, fue derrumbado hace un par de décadas y ahí se edifico este sitio desde el que escribo estas palabras.

martes, 14 de septiembre de 2010

Felipe tendrá 12 años y tiene un súperpoder: puede levitar. Lo hace por fracciones de segundo, pero dejemos que imagine que vuela.

Francisco tiene el súperpoder de la imaginación: crea mundos y vive en ellos. Lleva una doble y hasta triple vida. Vive en el futuro recordando el pasado que aún no ha sucedido. Vive en el pasado. No vive en el presente (porque el presente no existe).

Cristina tiene el súperpoder de olvidar. Puede hacer que las cosas nunca hayan sucedido tan sólo con suponer que fueron un sueño. Esto le quita la culpa y la necesidad de pedir disculpas.

Manuela dice que no tiene súperpoderes, pero que le gustaría poder volar, poder teletransportarse, poder correr a una gran velocidad. Dice que usaría sus poderes para hacer el bien.
Pero lo duda si el súperpoder que le otorgan es la invisibilidad.

George tiene el súperpoder de leer y ser cualquier personaje de los libros. Lo emocionante de este poder es la posibilidad de crear finales diferentes. Finales alternativos.

Ana tiene el súperpoder de cruzar miradas. Este súperpoder es un arma. Es capaz de enamorar y romper un corazón en una fracción de segundo.

Yo; yo quiero tener el superpoder de manejar a mi antojo las leyes físicas que rigen el planeta. Ojalá pudiera hacer que la tierra rotara sobre un eje horizontal, momentáneamente. Ojalá pudiera hacer desaparecer la fuerza de gravedad de mis pies, y de un salto atravesar kilómetros. En segundos, minutos, horas, llegaría.